El punto final da sentido a la frase. Sin ese punto, el sentido específico del texto se perdería en una globalidad paralizante. Un punto y final marca un ritmo. Permite sentir la importancia de lo dicho.
Es por ello, que en la vida debemos aprender a poner puntos finales. Delimitan la experiencia y le dan todo su valor y realce.
Hay que agradecerle al punto y final su existencia. Sin él, la frase no sería.
Podemos llamar punto y final a un adiós, cuando una vida a dos se termina.
Podemos llamar punto y final al diploma que corona los estudios.
Podemos llamar punto y final a la jubilación. También a un despido.
Podemos llamar punto y final a la muerte. Es el gran punto. El va a dar sentido a todo lo dicho, a todo lo hecho.
Cada punto y final debe convertirse en momento de alegría. En reconocimiento de plenitud.
Es el garante de una nueva página por escribir. Tal vez de un nuevo cuaderno a iniciar.
El punto final da sentido a la frase. Sin ese punto, el sentido específico del texto se perdería en una globalidad paralizante. Un punto y final marca un ritmo. Permite sentir la importancia de lo dicho.
Es por ello, que en la vida debemos aprender a poner puntos finales. Delimitan la experiencia y le dan todo su valor y realce.
Hay que agradecerle al punto y final su existencia. Sin él, la frase no sería.
Podemos llamar punto y final a un adiós, cuando una vida a dos se termina.
Podemos llamar punto y final al diploma que corona los estudios.
Podemos llamar punto y final a la jubilación. También a un despido.
Podemos llamar punto y final a la muerte. Es el gran punto. El va a dar sentido a todo lo dicho, a todo lo hecho.
Cada punto y final debe convertirse en momento de alegría. En reconocimiento de plenitud.
Es el garante de una nueva página por escribir. Tal vez de un nuevo cuaderno a iniciar.
El punto final da sentido a la frase. Sin ese punto, el sentido específico del texto se perdería en una globalidad paralizante. Un punto y final marca un ritmo. Permite sentir la importancia de lo dicho.
Es por ello, que en la vida debemos aprender a poner puntos finales. Delimitan la experiencia y le dan todo su valor y realce.
Hay que agradecerle al punto y final su existencia. Sin él, la frase no sería.
Podemos llamar punto y final a un adiós, cuando una vida a dos se termina.
Podemos llamar punto y final al diploma que corona los estudios.
Podemos llamar punto y final a la jubilación. También a un despido.
Podemos llamar punto y final a la muerte. Es el gran punto. El va a dar sentido a todo lo dicho, a todo lo hecho.
Cada punto y final debe convertirse en momento de alegría. En reconocimiento de plenitud.
Es el garante de una nueva página por escribir. Tal vez de un nuevo cuaderno a iniciar.
Deja una respuesta